¿POR QUÉ NO TODO ES BUENO EN LA GLOBALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN?
Pero también existe la otra
cara de este proceso, que se refleja en la perdida de la identidad cultural, la
perdida de la privacidad, valores y de la propia cultura; se asegura la
injerencia de determinados países en asuntos tales como la educación y hasta
las costumbres de las comunidades a donde llegan las empresas con sus interese
demoledores.
¿Es entonces la globalización
la liberación o la cárcel de nuestros pueblos? La globalización tiene una
influencia directa en la educación ya que se orienta a unos intereses
particulares. Por un lado se puede pensar que la globalización contribuye con
la educación, permite mayor acceso a la información y al aprendizaje masivo,
revierte y transforma el concepto de aprendizaje dejando atrás las aulas y
pasando a ser flexible y más universal. El fenómeno denominado globalización
impone a la educación, en particular a la Educación Superior, el reto de
reconceptualizar profundamente todo su quehacer ya que la tecnología de
información como instrumento de la ampliación y universalización de la misma
cambia el rol del docente, pasando a ser un productor de conocimiento y un
profesional capaz de convertir la voluminosa información en conocimiento útil.
Por otro lado se puede predecir
una ingrata influencia en la pérdida de la identidad debido a los procesos de
globalización, la identidad como valor general, como identificación, realmente
se opone de forma excluyente a la globalización. Si identidad es
identificarse con un grupo, con unos valores, con una individualidad, entonces
el proceso generalizador de la globalización se entiende como una amenaza.
Siendo así, mediante procesos de globalización se tienden a perder los valores
culturales, y la identidad de los pueblos en aras del consumo, la masificación
y el enriquecimiento de los países hegemónicos.
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